Desde hace cinco años, un grupo de parlamentarios, funcionarios públicos y académicos preocupados por el alejamiento de la sociedad que muchos políticos tienen cuando llegan al poder, sobre todo respecto a la dignidad de la persona, decidieron crear un Instituto de formación ecuménica que permanentemente pone al alcance de los políticos humanistas estudios, investigaciones y experiencias exitosas de todo el mundo, recordando el valor cristiano de que las personas fuimos hechas a imagen y semejanza de Dios.
Con esta visión cristiana que dio a Europa su identidad como continente, el Instituto Dignitatis Humanae (IDH) ha colaborado en la formación de políticos de todo el mundo, y ha logrado animarlos a trabajar buscando siempre el respeto irrestricto a la persona.
El IDH es presidido por el italiano Luca Volonté, miembro del Parlamento Europeo que se ha destacado por su entusiasmo y trabajo por aumentar cada vez el número de integrantes del Instituto, y ha logrado en 2013 que una representación latinoamericana forme parte del mismo.
El pasado 7 de diciembre, con motivo del quinto aniversario del IDH, el Papa Francisco recibió en audiencia a 120 de sus integrantes y no perdió oportunidad de recordarles que hay un largo camino por recorrer en la historia contemporánea por la defensa de la libertad religiosa, de la vida en todas sus fases, de la familia, y del trabajo decente.
Habló como en otras ocasiones de la "cultura del descarte" y lamentó que en una época tan llena de conquistas y esperanzas en otros ámbitos, se haga más común este pensamiento del que son víctimas los seres humanos más débiles: los niños por nacer, los más pobres, los viejos enfermos, los inválidos graves, quienes corren el riesgo de ser "descartados" por un engranaje social que busca ser eficiente a todo precio.
Por eso consideró necesario ayudar a los políticos a redescubrir la cara ética y social que tiene el principio de la dignidad humana, raíz de libertad y justicia. Llamó a los cristianos comprometidos en el ámbito político a pensar según el Evangelio y actuar coherentemente, dialogando y colaborando con quienes con sinceridad y honestidad intelectual comparten, si no la fe, al menos una visión similar de la persona.
Debe ser la persona y su desarrollo integral el centro de toda decisión pública, por eso aunque a veces la política parezca un espacio pantanoso y escabroso, quienes creemos que la dignidad de la persona debe ser siempre respetada, tenemos que participar constantemente en la vida política de nuestra comunidad, de otra forma la irresponsabilidad colectiva poco a poco nos irá ganando terreno.
Dip. Ana María Jiménez Ortiz, presidenta de la Comisión Especial de la Familia, LVIII Legislatura.
@AnaMaJimenezPAN
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