Los seis juzgados de lo familiar que tenemos en el estado de Puebla han visto incrementar notablemente durante los últimos diez años, según palabras de los propios jueces, la cantidad de juicios en materia de divorcio y alimentos. Los casos que apenas hace 20 años eran poco frecuentes, como el abandono de los hijos o la violencia familiar, en nuestros días van en aumento y eso requiere nuevas formas de afrontarlos.
Cuando los juicios mencionados son protagonizados
por parejas con hijos aparece la posibilidad del juicio de custodia y guarda
de menores, juicio en el que los cónyuges pelean por mantener consigo a los
hijos, y que resulta muy doloroso en especial para los menores
cuando el pleito legal se contamina
por el fenómeno del secuestro
emocional.
El Secuestro Emocional es ese arrebato de ira,
rabia o violencia que invade a alguno de
los progenitores en contra del otro, y que lo
lleva a demostarle, ofenderle o injuriarle insistentemente en presencia de los hijos, creando con esto
una animadversión de los menores hacia los padres. Algunos conocen también
a este fenómeno como Alienación
Parental, y es en cierta forma, un tipo de “lavado de cerebro” que insensata y
egoístamente uno de los padres hace a los hijos, con el fin de impedir que se
desarrollen lazos afectivos con el otro. Las causas pueden ser muchas, pero los
resultados son casi siempre los mismos: crean en los hijos la sensación de no
ser amados por uno de sus progenitores y
fomentan un sentimiento de odio hacia el papá o la mamá, lo que daña su desarrollo afectivo.
Entidades como Jalisco o el Distrito
Federal han volteado audazmente a mirar este problema y han ofrecido como una
alternativa eficiente para el sufrimiento de los pequeños, espacios de encuentro familiar donde de
manera vigilada y controlada, los padres divorciados que no tienen la custodia
de sus hijos, puedan convivir con ellos. Dichos centros cuentan con
instalaciones propicias para que los encuentros sean agradables, divertidos y
enriquecedores, teniendo siempre presente que el entorno facilita la comunicación
, por lo que cuentan con espacios deportivos, salas de
lectura, ludoteca y hasta pequeñas salas de televisión para que padres e hijos convivan, todo esto
sin importar la edad del menor y salvaguardando la privacidad de las familias
que acuden, sin poner en riesgo su seguridad, pues se encuentran debidamente
controlados.
En Puebla, la creación de un Centro de Convivencia Familiar Controlada
ha sido solicitada desde hace varios años por jueces de lo familiar,
magistrados y muchos especialistas que en su labor diaria notan la ausencia de
este espacio de apoyo a las familias
poblanas, por eso en la Comisión Especial de la Familia del Congreso de
Puebla, desde el pasado mes de septiembre se ha impulsado el proyecto, mismo que al no requerir
una gran inversión presupuestal es altamente viable, y del que
seguramente , muy pronto se verán avances.
No podemos permanecer indolentes
ante el sufrimiento de tantos menores, que no solo padecen el
rompimiento de su familia, sino
que además tienen que seguir viviendo víctimas del secuestro emocional. Si
queremos hacer de Puebla un mejor estado, debemos dar a la política un verdadero rostro humano.
Dip. Ana María Jiménez Ortiz; Presidenta
de la Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura
@AnaMaJimenezPAN
@AnaMaJimenezPAN
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