La revista científica "Pensar la Publicidad" ha incluido en uno de sus números una guía de lo que a juicio de algunos publicistas debería considerarse al momento de hacer publicidad infantil, sobre todo porque los niños tienden a imitar lo que ven. La temporada de compras que iniciamos en el país con el llamado Buen Fin, y que no parará hasta fin de año, es ocasión oportuna para que como consumidores observemos qué empresas vale la pena apoyar porque respetan en sus anuncios la dignidad de la infancia, y qué empresas no.
Algunos criterios a considerar, según Ana María Medina y Alfonso Mendíz, académicos de la Universidad de Málaga, son:
1) "Los valores vinculados a la representación de la infancia deberán ser de naturaleza positiva, contribuyendo a la creación de un discurso constructivo acerca de su imagen y su aportación a la sociedad", ya que según la organización A favor de lo mejor, los niños mexicanos pasan tres veces más tiempo mirando la televisión que en la escuela, es necesario que los modelos de comportamiento que observan, especialmente en los anuncios, sean positivos y dignos de imitar.
2) Es conveniente que en la publicidad infantil se presenten ambos sexos en carácter de igualdad, así como la presentación de personajes infantiles con distintos rasgos étnicos, para que los niños se acostumbren a la multiculturalidad del país. ¿Cuándo veremos un anuncio de un juguete de moda protagonizado, por ejemplo, por niños de rasgos indígenas? La multiculturalidad es un rasgo característico de nuestro país del que deberíamos enorgullecernos desde la infancia.
3) Hay que evitar asociar comportamientos agresivos con los niños, y comportamientos tiernos, como la compasión solo con las niñas. La cultura machista o matriarcal que aún impera en ciertas regiones de nuestro país, es muchas veces reforzada por la publicidad.
4) "En lo referente al aspecto físico, la representación de la infancia debe atenerse a los cánones de normalidad (tanto en estatura como en esbeltez), evitando estereotipos que contribuyan a desear una imagen falsa e idealizada del propio cuerpo, e incentiven -aunque sólo sea indirectamente- trastornos de la conducta alimentaria o conflictos emocionales en el menor".
5) No es aconsejable presentar al menor en situaciones que no le son propias, sobre todo en las que se representan actividades peligrosas o con un componente sexual inapropiado a su edad. La erotización de la infancia puede ser origen de muchos embarazos precoces que dañan la vida de los menores, y merman sus posibilidades de desarrollo.
6) Evitar imágenes demasiado infantilizadas de los niños, esas que los hacen parecer idiotas, ya que no sólo atentan contra su dignidad, sino que pueden generar comportamientos inmaduros y poco críticos.
7) Cuando un menor aparece en una situación de familia, de amigos o de escuela, se aconseja representarlo en actitud colaborativa y no pasiva. La participación ciudadana nace de la conciencia que las personas tienen de que son corresponsables de lo que pasa en su entorno.
Finalmente, es muy importante observar que la aparición de los niños en la publicidad debe estar plenamente justificada, es inadmisible ocupar a los niños como anzuelo mercantil, como si fueran un objeto.
Si desea saber más al respecto, es recomendable consultar este documento: http://www.infanciaycomunicacion.org/
* Presidenta de la Comisión Especial de la Familia, LVIII Legislatura.
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