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lunes, 28 de octubre de 2013

Tlatoani, Tonantzin, Yecatl y Pablo de Tarso

Para mi valiente amiga, funcionaria pública de uno de los 217 municipios del estado de Puebla, que se resistió a la tentación de autopremiarse.

¿Qué tienen en común estos nombres? Corresponden a 4 diferentes modalidades de premios que una asociación civil llamada Instituto Mexicano de Evaluación, sin representación social real, ni académica otorga a funcionarios públicos de la República Mexicana.

Según la propia página del Instituto Mexicano de Evaluación (IMDE) www.imde.mx, el organismo tiene como propósito "contribuir al fortalecimiento de los servidores públicos a través de la formación, evaluación y reconocimiento de la gestión pública, de conformidad con estándares internacionales para contar con mejores gobernantes", su misión es ser "un Instituto de la sociedad civil que forma, evalúa y reconoce lo mejor de los Gobernantes para promover mejores prácticas de Gobierno". Pero al parecer, han encontrado en el rubro de reconocimiento una buena oportunidad de negocio.

Cualquier persona puede postular a cualquier funcionario desde la página electrónica del IMDE, basta con enviar el nombre, el correo electrónico, el cargo y el teléfono de la persona considerada como merecedora y eso es suficiente para que los ejecutivos de la institución se pongan en contacto con los posibles candidatos, solicitando mediante correo electrónico una serie de documentos que resuman lo que a juicio propio son sus principales logros. Una vez que el funcionario o la funcionaria, agradecidos con la postulación envían la documentación, se les notifica que el jurado ha tenido a bien considerarles como acreedores al premio. Quienes integran el jurado -"prestigiados académicos"- forman parte de la asociación, es decir, no son un grupo que de manera independiente analice los logros de las personas postuladas.

Acto seguido, se les informa que el jurado ha evaluado su trabajo y que al obtener la calificación requerida, recibirán el premio Tlatoani (gobernadores, senadores, presidentes municipales, diputados, síndicos, regidores, secretarios y directores de los gobiernos), Tonantzin (presidentes y directores de los sistemas DIF), Yecatl (para los presidentes y directores de los organismos de agua potable), o Pablo de Tarso (gobernantes de Iberoamérica) según sea el caso. El premio consta de una estatuilla que se entrega en la ciudad de México en una "gran ceremonia nacional de premiación que implica un gasto en el que participan IMDE, y los asistentes", el costo de la participación por recibir el premio en la categoría Tlatoani es de 17,800 pesos si se acude a la cena, o de 16, 500 si no se acude a la cena y se desea recibir por paquetería.

Según el Instituto, "desarrolla investigaciones de opinión en cada municipio o localidad, donde se desempeña el servidor público considerado", y trabaja con recurso propio a fondo perdido, por lo que hacerse acreedor al premio, no supone ningún gasto o inversión económica. "El proyecto de premiación se hace público hasta que se dispone de los nombres de los servidores públicos mejor evaluados. De tal suerte, que no existe de forma previa, un determinado número de nominados previsto". Es hasta que la persona nominada confirma su aceptación, que es avisada que para recoger el premio, hay que cubrir los "gastos administrativos".

Considero que el mejor premio que cualquier servidor público puede regalarse, es la satisfacción del deber cumplido, la honestidad probada y sobre todo, la certeza de que servir a México, es un privilegio.


Dip. Ana María Jiménez Ortiz, presidenta de la Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura

@AnaMaJimenezPAN

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