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lunes, 7 de enero de 2013

FAMILIAS NUMEROSAS



”Muchos países se harán viejos, antes de hacerse ricos” Francisco Javier Contreras
Durante el siglo XX era frecuente que el  número de hijos de las familias mexicanas sobrepasara de tres, de hecho es casi seguro que nuestros  padres o abuelos  pertenecieron a  familias donde tener  cuatro, cinco  o hasta siete hijos era común. En pleno siglo XXI esta realidad es diferente, pues  según el Consejo Nacional de la Población –CONAPO- el número promedio de miembros por familia pasó de ser 5.4 en los años 60s a 3.9 para el  año 2010, es decir, 1.9 hijos por familia.

 Aunque  en nuestros días cada vez son más  comunes  las familias con dos hijos como máximo,  existe un amplio sector de la sociedad que sobrepasa de este número de hijos y se constituye en una familia numerosa.

Países como  Alemania, Italia, Polonia o España han entendido la importancia que las familias tienen para el desarrollo social,  cultural y sobre todo económico de sus comunidades , y ante las bajas tasas de natalidad que tienen a Europa en lo que se conoce como invierno demográfico –envejecimiento de la población-  han decidido proteger de manera muy especial a las familias numerosas, pues de ellas depende que la población adulta se sustituya por jóvenes y con eso se mantenga  el mercado laboral y de pensiones de los próximas décadas.

Un caso muy contundente es el de España, que desde Noviembre de 2003 cuenta con la Ley de Familias Numerosas, legislación que busca implementar medidas correctivas y compensatorias para que los miembros de dichas familias no queden en desventaja frente a las familias pequeñas.

Destacan entre los puntos más importantes de la ley:

  • ·         La inclusión en los contratos colectivos de trabajo, medidas de protección al empleo de quienes son jefes de familias numerosas,
  • ·         La posibilidad de hacer deducibles de impuestos los gastos que se generan por la contratación de algún cuidador para los hijos, sobre todo cuando se trata de un hijo  con  necesidades especiales de educación o con discapacidad,
  • ·         Beneficios  en materia de actividades y servicios públicos, como descuentos por el uso del ferrocarril o de las líneas aéreas locales,
  • ·         Preferencia en la asignación de becas escolares a las familias con mayor número de hijos, así como descuentos en la adquisición de libros y material escolar,
  • ·         Acceso a espacios públicos de ocio como clubes deportivos, museos y zonas de diversión a precios preferentes, y
  • ·         El compromiso del Estado para fomentar la responsabilidad social y empresarial que ayude a aumentar los beneficios a las familias numerosas.
Si se analiza bien, la esencia de la ley no es generar una relación paternalista y de dependencia entre el Estado y los ciudadanos, sino más bien atender la realidad apremiante de reponer el mercado laboral con gente joven.

En México aún no conocemos los alcances del invierno demográfico, pero es tiempo de analizar con seriedad las políticas de población vigentes a fin de prever y evitar lo que en este momento tiene a Europa sumida en una gran crisis económica: el olvido de que la riqueza es generada por la población.


Dip. Ana María Jiménez Ortiz; Presidenta de la Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura

@Ana MaJimenezPAN  







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