”Muchos países se harán viejos, antes de hacerse ricos” Francisco Javier Contreras
Durante el siglo XX era frecuente
que el número de hijos de las familias
mexicanas sobrepasara de tres, de hecho es casi seguro que nuestros padres o abuelos pertenecieron a familias donde tener cuatro, cinco
o hasta siete hijos era común. En pleno siglo XXI esta realidad es
diferente, pues según el Consejo
Nacional de la Población –CONAPO- el número promedio de miembros por familia
pasó de ser 5.4 en los años 60s a 3.9 para el año 2010, es decir, 1.9 hijos por familia.
Aunque en nuestros días cada vez son más comunes las familias con dos hijos como máximo, existe un amplio sector de la sociedad que
sobrepasa de este número de hijos y se constituye en una familia numerosa.
Países como Alemania, Italia, Polonia o España han
entendido la importancia que las familias tienen para el desarrollo
social, cultural y sobre todo económico
de sus comunidades , y ante las bajas tasas de natalidad que tienen a Europa en
lo que se conoce como invierno demográfico –envejecimiento de la población- han decidido proteger de manera muy especial a
las familias numerosas, pues de ellas depende que la población adulta se
sustituya por jóvenes y con eso se mantenga el mercado laboral y de pensiones de los
próximas décadas.
Un caso muy contundente es el de
España, que desde Noviembre de 2003 cuenta con la Ley de Familias Numerosas, legislación
que busca implementar medidas correctivas y compensatorias para que los
miembros de dichas familias no queden en desventaja frente a las familias
pequeñas.
Destacan entre los puntos más
importantes de la ley:
- · La inclusión en los contratos colectivos de trabajo, medidas de protección al empleo de quienes son jefes de familias numerosas,
- · La posibilidad de hacer deducibles de impuestos los gastos que se generan por la contratación de algún cuidador para los hijos, sobre todo cuando se trata de un hijo con necesidades especiales de educación o con discapacidad,
- · Beneficios en materia de actividades y servicios públicos, como descuentos por el uso del ferrocarril o de las líneas aéreas locales,
- · Preferencia en la asignación de becas escolares a las familias con mayor número de hijos, así como descuentos en la adquisición de libros y material escolar,
- · Acceso a espacios públicos de ocio como clubes deportivos, museos y zonas de diversión a precios preferentes, y
- · El compromiso del Estado para fomentar la responsabilidad social y empresarial que ayude a aumentar los beneficios a las familias numerosas.
Si se analiza bien, la esencia de la
ley no es generar una relación paternalista y de dependencia entre el Estado y
los ciudadanos, sino más bien atender la realidad apremiante de reponer el
mercado laboral con gente joven.
En México aún no conocemos los
alcances del invierno demográfico, pero es tiempo de analizar con seriedad las
políticas de población vigentes a fin de prever y evitar lo que en este momento
tiene a Europa sumida en una gran crisis económica: el olvido de que la riqueza
es generada por la población.
Dip. Ana María Jiménez Ortiz; Presidenta de la Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura
@Ana MaJimenezPAN
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