”Quienes actúan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen” ChestertonEl pasado 27 de diciembre en el Diario Oficial de la Federación se publicó el Presupuesto de Egresos del país para el ejercicio 2013, instrumento que plasma todas las asignaciones monetarias que los diputados federales votaron en la sesión del jueves 20 a fin de determinar qué erogaciones son prioritarias para nuestro país.
El documento considera todos los gastos e inversiones que durante el año 2013 el Estado mexicano
tendrá que afrontar en áreas como
educación, salud, seguridad nacional, infraestructura, fortalecimiento del
campo, desarrollo social, y un largo
etcétera, detallando en diferentes
anexos los conceptos en los que la federación habrá de disponer de 3 billones 956 mil millones de pesos.
Amor que no se refleja en el
presupuesto no es amor, y por eso analizando
los anexos llama poderosamente la atención que un país como el nuestro
que tanto ha sufrido por la violencia, el creciente consumo de enervantes y la
inseguridad, destine según su anexo 18 “Acciones para la prevención del delito,
combate a las adicciones, rescate de espacios públicos y promoción de proyectos
productivos” sólo 118 mil 802 millones de pesos.
Pareciera que los
servidores públicos que elaboraron el presupuesto y los diputados que lo votaron no saben que la mejor manera de prevenir los
delitos y combatir las adicciones es fortaleciendo a las familias mexicanas, y
por eso de los 118 mil 802 millones de pesos presupuestados para tal fin, ni un
solo peso lleva la etiqueta “fortalecimiento de las familias”, o “capacitación
a los padres para evitar adicciones” o “mejoras a la comunicación padres-hijos”
y es que aunque parezca un poco ridículo o exagerado ¿cómo pretendemos acabar
con nuestros problemas sociales, si no los atacamos desde el origen?
Y no es que esté mal que de los 118 mil 802 millones
se destinen fuertes cantidades para divulgar acciones en materia de
derechos humanos, para campañas publicitarias contra las drogas, para promover
y fomentar la lectura, para mejorar espacios públicos, o para promover la
cultura de la denuncia, pero todas esas
acciones son complementos del que debiera ser el centro de atención de toda
decisión pública: la Familia.
Si como país nos conformamos con
difundir lo peligrosísimas que son las drogas mediante campañas publicitarias
bien elaboradas y bien pagadas, pero no nos ocupamos de escuchar a los jóvenes,
ni de capacitar a las familias respecto a cómo mejorar su comunicación, también
nos tendremos que conformar con seguir viendo cómo crece el número de adictos.
Si lo mejor que podemos hacer para prevenir el delito es pagar spots
radiofónicos con los teléfonos de denuncia -que pasan continuamente en la
madrugada cuando todos duermen- pero no generamos valores ciudadanos a partir
de las familias, no habrá dinero que alcance para disminuir la delincuencia.
Para obtener un resultado diferente es necesario
implementar acciones diferentes, de
manera que destinar sólo el 3 por ciento del total del Presupuesto de Egresos para
acciones preventivas del delito y de las adicciones sin focalizarse en la familia, es tan
absurdo como tirar balas al aire con los
ojos bien cerrados esperando cazar un pato en medio del desierto.
Dip. Ana María Jiménez Ortiz; Presidenta
de la Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura
@AnaMaJimenezPAN
@AnaMaJimenezPAN
No hay comentarios:
Publicar un comentario