Todos hemos escuchado frases como "Mujer que sabe latín, ni encuentra marido ni tiene buen fin", "la mujer en sus quehaceres, que para eso son las mujeres", "Entre la mujer y el gato, ni a cual ir de más ingrato", "Dios hizo primero al hombre y después a la mujer porque echando a perder se aprende", "Un hombre sin cuernos, es un animal indefenso", "El hombre como los números, sólo vale por su posición", frases que esconden dentro la constante y absurda lucha de los sexos, origen de dos visiones equivocadas de la realidad que mucho daño han causado a la humanidad: el machismo y el feminismo.
Ante estas ideas incompletas de lo que es ser mujer y ser hombre, ha surgido en el ámbito académico un concepto mucho más rico y humano que pretende reconocer y respetar lo que tienen de único cada uno de los sexos sin creer que alguno de ellos es mejor, y que busca entender adecuadamente la relación entre el hombre y la mujer rescatando la belleza del ser humano, pues varón y mujer son las dos formas de ser persona.
RECIPROCIDAD es el concepto, que impulsado por la filósofa peruana, Rocío Figueroa Alvear, intenta construir una cultura más humana y solidaria en la que se afirma la dignidad de los hombres y las mujeres. La RECIPROCIDAD busca superar una relación de subordinación, donde uno es superior al otro, y por lo tanto domina y se impone; y de complementariedad donde se entiende que alguno es incompleto, y que por lo tanto sólo será verdadera persona en la medida en que halle a su complemento. La RECIPROCIDAD supone una diferencia aceptada, y una equivalencia vivida: hombres y mujeres somos diferentes pero valemos lo mismo.
Según el Diccionario de la Lengua Española, la RECIPROCIDAD es la correspondencia mutua de una persona o cosa con otra, por eso en las relaciones hombre-mujer la RECIPROCIDAD intenta superar las visiones conflictivas en las que invariablemente uno de los sexos resulta discriminado por el otro (machismo/feminismo). Muchas veces para defender la dignidad de las mujeres, se daña la dignidad del varón y se comenten los excesos que se criticaron del machismo.
La reciprocidad se hace efectiva en la familia cuando se comparten responsabilidades domésticas y de proveeduría, en el trabajo cuando se reconoce y se valora el esfuerzo sea este masculino o femenino, en la sociedad civil cuando se incluye la visión de hombres y mujeres; y en la política cuando se permite el acceso de ambos sexos a la toma de decisiones públicas y se crean verdaderas políticas de desarrollo humano.
El mundo moderno nos ha enseñado que es imposible una visión unilateral en la que la pelea por demostrar quién es más importante, si la mujer o el varón, nunca tendrá un final feliz, por eso la RECIPROCIDAD resulta una excelente propuesta que no cancela ni desconoce las diferencias, sino que acentúa las cualidades de cada persona y enriquece sus carencias, generando un "nosotros" que es superior al "tú y yo".
La mejor manera para terminar la absurda guerra de los sexos, es sin duda la RECIPROCIDAD.
(Para conocer más acerca del tema, buscar Proyecto Ish-á Reciprocidad en Internet)
* Dip. Ana María Jiménez Ortiz, Presidenta de la Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura
@AnaMaJimenezPAN
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