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lunes, 7 de enero de 2013

SOMOS UN PAIS RICO




Cada vez que hablamos de  riqueza o capital, nos vienen a la mente un sinnúmero de imágenes, muchas de  ellas relacionadas quizá  con dinero, riqueza, poder, abundancia; pero   pocas veces pensamos en factores intangibles como determinantes de la riqueza debido a que no conocemos  el concepto Capital Social.

El mundo moderno nos ha permitido conocer que el desarrollo de las personas y de las sociedades no depende solamente de las variables económicas , sino que requiere de factores intangibles como valores, normas, actitudes, confianza, o lo que es lo mismo,  hace falta generar mayor Capital Social.

El término Capital Social, usado frecuentemente en documentos de organismos internacionales como la OCDE o la CEPAL, se refiere  a ese  valor generado por las relaciones de las personas, los grupos y las instituciones, que promueven la confianza y la cooperación  social. Algo así como una moneda que permite a una sociedad operar efectivamente, y que es usada por todos sus integrantes, por todos.

Capital social es entonces esa buena relación que tenemos con nuestros vecinos, con los maestros de  nuestros hijos, con el señor que maneja el microbús, y con los servidores públicos que nos atienden en todos los órdenes de gobierno. Es la costumbre de barrer temprano nuestras calles, de proteger a los infantes y de ceder el paso a los peatones.

Capital social es tambien esa actitud de confianza que tenemos cuando al  extraviar nuestra cartera, sabemos que nos la regresarán, o ese respeto a la norma de tirar la basura en su lugar, o a la de sólo estacionar el vehículo en las zonas permitidas ¿Qué suena utópico? La verdad si suena, pero no lo es, y prueba de ello es que existen países con menor riqueza material que México pero con mayor desarrollo humano, ya que  para que esa confianza y esas actitudes   se den  la primera condición es que haya personas socialmente competentes.

Ayuda física, capacidad de compartir, empatía, cumplimiento de los deberes, disciplina, solidaridad, compromiso social, son sólo algunas de las características de una persona socialmente competente, habilidades que pueden y deben ser reforzadas en la escuela, pero que sólo se aprenden en familia.

Es en la familia, donde al ser acogidos tales cuales somos, comprendemos el valor de las otras personas y aprendemos a respetarlas, es ahí  donde  adquirimos  el compromiso con el cumplimiento de las normas, de los deberes,   donde las  jóvenes generaciones  aprenden que los bienes materiales se obtienen con trabajo y esfuerzo,  y que las conductas inadecuadas se sancionan. En resumidas cuentas es en la familia donde nos capacitamos para ser buenos ciudadanos, o por el contario, donde nos incapacitamos  para convivir adecuadamente con otros ciudadanos.

La próxima vez que al escuchar cifras macroeconómicas de nuestro país, lamentemos  que a pesar de ser un país rico en recursos naturales y con un buen crecimiento económico, no logremos un mayor desarrollo, vale la pena que echemos un vistazo a nuestras familias y nos preguntemos tambien, ¿qué estamos haciendo para aumentar nuestro capital social?


Dip. Ana María Jiménez Ortiz; Presidenta de la Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura

@AnaMaJimenezPAN





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