Cada vez que hablamos de riqueza o capital, nos vienen a la mente un sinnúmero de imágenes, muchas de ellas relacionadas quizá con dinero, riqueza, poder, abundancia; pero pocas veces pensamos en factores intangibles como determinantes de la riqueza debido a que no conocemos el concepto Capital Social.
El mundo moderno nos ha permitido
conocer que el desarrollo de las personas y de las sociedades no depende
solamente de las variables económicas , sino que requiere de factores
intangibles como valores, normas, actitudes, confianza, o lo que es lo mismo, hace falta generar mayor Capital Social.
El término Capital Social, usado
frecuentemente en documentos de organismos internacionales como la OCDE o la
CEPAL, se refiere a ese valor generado por las relaciones de las
personas, los grupos y las instituciones, que promueven la confianza y la
cooperación social. Algo así como una
moneda que permite a una sociedad operar efectivamente, y que es usada por
todos sus integrantes, por todos.
Capital social es entonces esa buena
relación que tenemos con nuestros vecinos, con los maestros de nuestros hijos, con el señor que maneja el
microbús, y con los servidores públicos que nos atienden en todos los órdenes
de gobierno. Es la costumbre de barrer temprano nuestras calles, de proteger a
los infantes y de ceder el paso a los peatones.
Capital social es tambien esa
actitud de confianza que tenemos cuando al
extraviar nuestra cartera, sabemos que nos la regresarán, o ese respeto
a la norma de tirar la basura en su lugar, o a la de sólo estacionar el
vehículo en las zonas permitidas ¿Qué suena utópico? La verdad si suena, pero
no lo es, y prueba de ello es que existen países con menor riqueza material que
México pero con mayor desarrollo humano, ya que para que esa confianza y esas actitudes se den la primera condición es que haya personas
socialmente competentes.
Ayuda física, capacidad de
compartir, empatía, cumplimiento de los deberes, disciplina, solidaridad,
compromiso social, son sólo algunas de las características de una persona socialmente
competente, habilidades que pueden y deben ser reforzadas en la escuela, pero
que sólo se aprenden en familia.
Es en la familia, donde al ser
acogidos tales cuales somos, comprendemos el valor de las otras personas y
aprendemos a respetarlas, es ahí
donde adquirimos el compromiso con el cumplimiento de las
normas, de los deberes, donde las jóvenes generaciones aprenden que los bienes materiales se obtienen
con trabajo y esfuerzo, y que las
conductas inadecuadas se sancionan. En resumidas cuentas es en la familia donde
nos capacitamos para ser buenos ciudadanos, o por el contario, donde nos
incapacitamos para convivir
adecuadamente con otros ciudadanos.
La próxima vez que al escuchar
cifras macroeconómicas de nuestro país, lamentemos que a pesar de ser un país rico en recursos
naturales y con un buen crecimiento económico, no logremos un mayor desarrollo,
vale la pena que echemos un vistazo a nuestras familias y nos preguntemos
tambien, ¿qué estamos haciendo para aumentar nuestro capital social?
Dip. Ana María Jiménez Ortiz; Presidenta
de la Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura
@AnaMaJimenezPAN
@AnaMaJimenezPAN
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