“El trabajo más productivo es el que sale de las manos de una persona contenta”, VICTOR PAUCHET.
A 59
años de haber logrado el voto de las mujeres en México, y con ello darles la
posibilidad de participar en las decisiones públicas del País, subsiste una
gran deuda con las mexicanas en la que familia, empresa, sociedad y gobierno
mucho podemos y debemos hacer.
La deuda antes que ser sólo política tiene que
ver con lo que las mujeres queremos, pues pocas veces cuando se toman
decisiones públicas se tienen en cuenta nuestros deseos. Esto no es exclusivo
de los políticos varones, también hay casos en que las mujeres políticas en nada representan los
auténticos intereses femeninos.
En lo
laboral, según la Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación del segundo trimestre
del 2012 del INEGI, una de las
cuestiones que más pesa en la participación de las mujeres en el mercado de
trabajo es la combinación de esta actividad con la realización de quehaceres
domésticos pues el 96% de las mujeres económicamente activas combina ambas
labores: vida laboral con vida familiar.
En lo político, basta con echar un vistazo a la
actual Legislatura del Estado de Puebla, de 41 integrantes solo 6 somos mujeres
, es decir el lugar en donde se hacen las leyes que afectan la vida de las
familias poblanas, las mujeres solo nos
encontramos representadas en el 14.6%
De manera que ¿cómo podemos aspirar a que haya más
mujeres participando de y en la toma de decisiones públicas si el 96% de ellas vivimos
haciendo malabares entre nuestra vida laboral y nuestra vida familiar? ¿Cómo
podremos garantizar una sociedad más humana, si a las decisiones públicas falta
la visión femenina, es decir, la visión de casi la mitad del género humano?
¿Cómo pretendemos sociedades más fuertes, productivas y participativas si no
nos preocupamos por las familias que conforman esas sociedades? Y es que las
mujeres claro que deseamos participar en la vida pública de nuestro país pero, ¿cómo
lo haremos bien sabiendo que nuestros hijos están solos en casa, o que si
enferman nadie los puede atender como necesitan?
La respuesta es de simple sentido común: urge trabajar por la CONCILIACIÓN
ENTRE LA VIDA LABORAL Y FAMILIAR, lo cual significa, general equilibrio entre los roles
que la vida actual nos otorga, sin
renunciar a nuestra vida familiar, ni sacrificar nuestro desarrollo personal,
buscando siempre la armonía.
Otorgar
a las y los empleados horarios flexibles que les permitan mayor tiempo de
convivencia con sus hijos, fomentar en trabajo a distancia recurriendo a las
tecnologías disponibles, crear programas que fomenten la calidad de vida de los empleados y sus familias,
permisos para atender urgencias médicas o escolares de los hijos, alternativas
de ocio para los hijos, prestaciones especiales para el desarrollo académico y cultural de las familias (becas o
pago de útiles escolares para los hijos) son solo algunos ejemplos de lo mucho
que podemos hacer para lograr que nuestra vida personal no limite nuestra
creatividad ni afecte nuestra vida laboral.
La única forma de saldar la gran deuda que como
país tenemos con las mujeres es no enfrentarlas
más a la disyuntiva de elegir familia a
costa de desarrollo personal, o trabajo a costa de familia. A todos conviene que familia, empresa,
sociedad y gobierno , facilitemos el trabajo femenino en la vida pública, y el
masculino en la vida familiar, y esto no es solo cuestión de leyes, se
requiere también de la buena voluntad de todos.
Diputada Ana María Jiménez Ortiz, Presidenta de la
Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura
Si que urge la conciliación, pero es muy difícil pues se invierte poco en ella y es necesario más apoyo de las empresas y de las administraciones. Por favor pongámonos en ello ya. Os dejo un link interesante sobre conciliación
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