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martes, 20 de noviembre de 2012

CONCILIACIÓN ENTRE LA VIDA LABORAL Y FAMILIAR





“El trabajo más productivo es el que sale de las manos de una persona contenta”, VICTOR PAUCHET.

A   59 años de haber logrado el voto de las mujeres en México, y con ello darles la posibilidad de participar en las decisiones públicas del País, subsiste una gran deuda con las mexicanas en la que familia, empresa, sociedad y gobierno mucho podemos y debemos hacer.
La deuda antes que ser sólo política tiene que ver con lo que las mujeres queremos, pues pocas veces cuando se toman decisiones públicas se tienen en cuenta nuestros deseos. Esto no es exclusivo de los políticos varones, también hay casos en que  las mujeres políticas en nada representan los auténticos intereses femeninos.
 En lo laboral, según la Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación del segundo trimestre del 2012 del  INEGI, una de las cuestiones que más pesa en la participación de las mujeres en el mercado de trabajo es la combinación de esta actividad con la realización de quehaceres domésticos pues el 96% de las mujeres económicamente activas combina ambas labores: vida laboral con vida familiar.
En lo político, basta con echar un vistazo a la actual Legislatura del Estado de Puebla, de 41 integrantes solo 6 somos mujeres , es decir el lugar en donde se hacen las leyes que afectan la vida de las familias poblanas, las mujeres  solo nos encontramos representadas en el  14.6%
De manera que ¿cómo podemos aspirar a que haya más mujeres participando de y en la toma de decisiones públicas si el 96% de ellas vivimos haciendo malabares entre nuestra vida laboral y nuestra vida familiar? ¿Cómo podremos garantizar una sociedad más humana, si a las decisiones públicas falta la visión femenina, es decir, la visión de casi la mitad del género humano? ¿Cómo pretendemos sociedades más fuertes, productivas y participativas si no nos preocupamos por las familias que conforman esas sociedades? Y es que las mujeres claro que deseamos participar en la vida pública de nuestro país pero, ¿cómo lo haremos bien sabiendo que nuestros hijos están solos en casa, o que si enferman nadie los puede atender como necesitan?
 La  respuesta es  de simple sentido común: urge trabajar por la CONCILIACIÓN ENTRE LA VIDA LABORAL Y FAMILIAR, lo cual  significa, general equilibrio entre los roles que  la vida actual nos otorga, sin renunciar a nuestra vida familiar, ni sacrificar nuestro desarrollo personal, buscando siempre la armonía.
 Otorgar a las y los empleados horarios flexibles que les permitan mayor tiempo de convivencia con sus hijos, fomentar en trabajo a distancia recurriendo a las tecnologías disponibles, crear programas que fomenten la calidad  de vida de los empleados y sus familias, permisos para atender urgencias médicas o escolares de los hijos, alternativas de ocio para los hijos, prestaciones especiales para el desarrollo  académico y cultural de las familias (becas o pago de útiles escolares para los hijos) son solo algunos ejemplos de lo mucho que podemos hacer para lograr que nuestra vida personal no limite nuestra creatividad ni afecte nuestra vida laboral.
La única forma de saldar la gran deuda que como país tenemos con las mujeres es  no enfrentarlas más  a la disyuntiva de elegir familia a costa de desarrollo personal, o trabajo a costa de familia. A todos conviene que familia, empresa, sociedad  y gobierno , facilitemos  el trabajo femenino en la vida pública, y el masculino en la vida familiar, y esto no es solo cuestión de leyes, se requiere también de la buena voluntad de todos.

Diputada Ana María Jiménez Ortiz, Presidenta de la Comisión Especial de la Familia LVIII Legislatura

1 comentario:

  1. Si que urge la conciliación, pero es muy difícil pues se invierte poco en ella y es necesario más apoyo de las empresas y de las administraciones. Por favor pongámonos en ello ya. Os dejo un link interesante sobre conciliación

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